No podemos permitir quemar más combustibles fósiles
Morir de empacho o por qué no podemos permitirnos quemar más combustibles fósiles. Es posible que algunos aún no lo veáis de la misma manera que las personas que aceptamos la evidencia y abrazamos la acción decidida para el cambio. Resulta muy comprensible. Hemos convivido durante demasiado tiempo con hábitos que desconocíamos que eran directamente nocivos para nuestra salud y la del ecosistema que permite la vida tal y como la conocemos.
Nos cuesta pensar y entender que lo que consideramos normal hemos descubierto que es una auténtica barbaridad que nos está matando y está provocando daños irreparables.
Todavía hay personas que con buena voluntad y basándose en el razonamiento de «antes sucedía y no pasaba nada», no entienden por qué consideramos que fumar mata, cuando fumar mata, y que obligar a un niño a respirar el humo del tabaco al compartir espacio con quien lo produce es una barbaridad.
Hace no mucho compartía con vosotros la propuesta de Brett Scott al aproximar el sentimiento de ceguera voluntaria colectiva frente a la quema de combustibles fósiles y la utilización diaria de vehículos de gasolina y gas, a la terrible insensibilidad de las corrientes dominantes de comportamiento antes de la definitiva abolición de la esclavitud.
El no estar mal visto y ser hábito generalizado no nos ha impedido antes superar nuestras terribles miserias y no va a hacerlo ahora.
Lo vamos a conseguir, vamos a ser capaces de escapar de la ya irracional e innecesaria dependencia de la provisión y quema combustibles fósiles.
Pero cada minuto de sufrimiento innecesario, cada vida perdida, humana, animal o vegetal, provocada por nuestro perezoso retraso en la transición hacia una economía «low carbon» independiente del petróleo, del carbón y del gas, es daño irreparable que no podemos permitirnos.
En este momento del desarrollo de la humanidad, en el que hemos conseguido que las necesidades energéticas pueden ser ya totalmente sustituidas por fuentes limpias y renovables, tenemos la gran oportunidad de acelerar el paso.
Es nuestra responsabilidad hacerlo desde nuestras diversas posiciones y capacidades. Empezando por nuestros hábitos de consumo energético diario, para nuestra vida y nuestro transporte.
Parece que la reservas de petróleo, de gas y de carbón, aún siendo finitas se han revelado lo suficientemente abundantes como para permitirnos, si los seguimos quemando al mismo ritmo, acabar definitivamente con la vida tal y como la conocemos, en, tan sólo, unas pocas décadas.
No parece muy racional, no parece muy inteligente morir de empacho, ¿no os parece?
La mejor solución es la que ya muchos defendemos y abanderan las buenas gentes del The Guardian Sustainable Business: dejarlos donde están, «Keep it in the ground», a la par que avanzamos en el aprovechamiento de las fuentes limpias y renovables de energía.
Sin habérnoslo tomado aún muy en serio, para que os hagáis una idea, en España, sólo con la capacidad actualmente instalada de generación eólica y solar fotovoltaica somos capaces de generar, muchos días, la práctica totalidad de las necesidades de energía eléctrica de todo el país. ¿Cómo os quedáis eh?
Al igual que hemos hecho con el ferrocarril, el transporte por carretera de personas y mercancías también puede ser 100% eléctrico, cero emisiones.
No esperéis más, animaros cuánto antes a la utilización de energía renovable para vuestro confort y movilidad y, si está en vuestra mano, sumaros también a la generación de energía limpia y renovable.